El ritmo de vida actual hace que muchos niños tengan que pasar gran parte de su tiempo libre con los abuelos. La relación abuelos-nietos y a pesar de la brecha generacional que existe entre ambos, puede ser muy enriquecedora; cada uno puede aportar al otro diferentes experiencias y perspectivas de la vida. Para el niño, estar con el abuelo significa no tener tantas obligaciones y aprender valores como el respeto y la paciencia; mientras que los adultos mayores se sienten amados, protegidos y útiles. El pasado 1 de octubre se celebró el
Día Internacional de las Personas Mayores y una estupenda manera para fomentar esta relación y hacer que los pequeños comprendan y asimilen esta etapa de la vida, son los cuentos.
Muchos son los libros que tratan sobre los abuelos y abuelas y aquí vamos a ver varios que pueden ser interesantes para los pequeños:
"¡Me han cambiado al abuelo!"
Autora: Chus Díaz
Edad:5-6 años
Interesante visión de dos niñas que observan los cambios producidos en sus respectivos abuelo y abuela, cuando se enamoran. Y es que ya se sabe: el amor no tiene edad y esta es una buena manera de enseñárselo a los más pequeños.
"Mi abuelo era un cerezo"
Autora: Ángela Nanetti
Edad recomendada: 9/12 años
Toño es un niño que narra la relación que tiene con sus abuelos. La mayor preocupación de uno de ellos, Octavio, es cuidar del cerezo que plantó cuando nació su hija. Un día, el Ayuntamiento quiere expropiarle esas tierras y talar el cerezo. "Si los árboles respiran, ¿por qué nadie les da voz?".
Una novela que aboga por el respeto al medio ambiente, la comunicación intergeneracional y el trabajo en equipo.
"40 Cosas que sólo hacen los abuelos"
Autor: Harriet Ziefert
Ilustradora: Amanda Haley
Edad: 4-6 años
Cuidador de mascotas, arquitecto, cazador de insectos. Estos son sólo unos cuantos ejemplos de todas las cosas que son capaces de hacer los abuelos. En este libro, los niños reconocerán a su abuelito en las ilustraciones y situaciones que presenta. ¡Ah! Tendréis que apuntar aquellas que no están en el libro, esas cosas que solo vosotros conocéis y que convierten al abuelito en único...
Tampoco os podéis perder las
"41 Cosas que sólo hacen las abuelas".
Otros libros interesantes sobre abuelos:
"Mi abuelo Simón lo sabe"
Anaya
Aunque se le olviden los números, los colores y hasta los días, Simón es el mejor de los abuelos.
"Un par de alas"
Edelvives
¿Qué son esas alas del desván?¿Será la abuelita un hada?
"El viento entre los pinos"
Anaya
En las historias de sus abuelos, Luisa encuentra más sabiduría y amor que en cualquier libro.
"La abuela de Olivia se ha perdido"
Elvira Lindo
Como siempre, Olivia acompaña a su abuela al supermercado. La abuela de Olivia se despista y se pierde. Por suerte, un señor que pasaba por allí acompaña a Olivia hasta un mostrador y desde allí, con un micrófono, llama a la abuela de Olivia. En cuanto su abuela aparece, las dos juntas vuelven a casa.
Un cuentecito corto
Las arrugas del Abuelo
Autor: Pedro Pablo Sacristán
“Era un día soleado de otoño la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía muchísimas arrugas, no sólo en la cara, sino por todas partes. – Abuelo, deberías darte la crema de mamá para las arrugas. El abuelo sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara. – ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas – Ya lo sé Bárbara. Es que soy un poco viejo… Pero no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí.
A Bárbara se le abrieron los ojos como si hubiera descubierto un tesoro, y así los mantuvo mientras el abuelo le enseñaba la arruga en la que guardaba el día que aprendió que era mejor perdonar que guardar rencor, o aquella otra que decía que escuchar era mejor que hablar, esa otra enorme que mostraba que es más importante dar que recibir o una muy escondida que decía que no había nada mejor que pasar el tiempo con los niños…
Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada día más guapo, y con cada arruga que aparecía en su rostro, la niña acudía corriendo para ver qué nueva lección había aprendido. Hasta que en una de aquellas charlas, fue su abuelo quien descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña: – ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí? Bárbara se quedó pensando un momento. Luego sonrió y dijo – Que no importa lo viejito que llegues a ser abuelo, porque…. ¡te quiero! “